Primer Premio de Narrativa Casa de Ceuta en Barcelona 2009.
Caminando en mis recuerdos
¡Ay de mí….!
Sentada sobre
esta peña mirando el mar…
Soy una ciudad
entre mares….
O quizás…
parte de él.
Hoy me encuentro acompañada por relatos de
personas que escriben sobre mí y dicen
quererme en la lejanía, cuentan hechos que
pasan por mis calles, o que pasarán en sus anhelos, y yo me alegro, porque a veces… muchas veces,
me entristezco, pues me considero una gran desconocida, incluso hay gentes que
ignoran mi vida, mi historia, e incluso, los más osados se han atrevido a
difundir infortunios sobre qué soy, a
quién pertenecía y lo que es aún más atrevido, a quién perteneceré.
Si un día
decidiera contar mis leyendas o escribir una biografía, de esas que están tan
de moda en los últimos tiempos, empezaría diciendo:
“Que ya se
hablaba de estas montañas que tengo a mi
espalda en la Era Neolítica….”
Creo, de no estar
confundida, que no debe de hacer mucho lustros, se encontraron yacimientos que
explicaban el modo de vida y las costumbres de esa época enclavada en los
anales de la vida prehistórica, esto me lleva a pensar el como, desde
hace muchos… muchos siglos, hombres y mujeres han caminado por mis cuestas, incluso, si me
apuráis os añadiría que, aquí cerca, en Benzú, al excavar muy profundamente se
pueden encontrar algunas muestras de
utensilios domésticos, así, como restos de
viviendas construidas, hace más de 100.000 años, para hacer de hogar a personas que aprendieron a querer mi mar.
Me preocupa
querido Atlántico que se me conozca tan poco, pues todos coinciden en que soy
bella, como una perla blanca arropada por delfines, sin embargo, no se me
conoce lo suficiente, y de eso me lamento.
Como iba
diciendo… ¡Qué no deseo hoy lloriquear entre mis arenas! sino todo lo
contrario. ¿Deseáis que en este relato hable de mí? Pues en eso estoy,
recordando desde mi más tierna infancia.
Quizás, bien pensado, abrume un poco con
mi vida, mis batallitas, pero bueno…
¡No las contaré todas! puesto que son
muchas e intensas en mis años vividos,
tantas que las olas del mar me parecen escasas esta tarde.
Estaba yo explicando que de contar mi biografía….
Era muy niña pero
mantengo vivo el recuerdo, aunque
ciertamente no sé si es recuerdo o sueño, de un fornido héroe heleno
apodado Hércules, vitoreado por cantos y mitos desde la Época Clásica, de sus
muchas hazañas narradas, cuentan que
deseó conmemorar la separación de
Europa y África levantando dos columnas,
una de ellas la elevó en la parte de
Europa y es conocida por el nombre de
Gibraltar y la otra fue situada
en la parte Africana
llamándola “ABILA” y esa columna, no es otro lugar que nuestro
querido Monte Hacho.
¿Cómo no saben eso muchas personas
que hasta mi puerto llegan?
¡No lo entiendo!
Últimamente se
difundieron comentarios de estudiosos
que manifestaban no estar seguros, a pesar de ánforas encontradas que
datan entre los siglos V y II antes de la Era Cristiana si realmente hubo
una sociedad fenicia asentada
comercializando por mis playas,
hasta tal punto que un
historiador apuntó:
- ¡Ese tema aún no está muy claro!
-¡No está claro… no está claro!
Y yo, la
verdad, es que… como era muy jovencita… ¡No lo recuerdo bien!
¡Eso sí! Según los mismos estudiosos confirman que he
sido bautizada varias veces y en cada una de ellas me otorgaron diversos nombres, uno de ellos
es Abyla, como he mencionado antes, y otro muy conocido es también: Septem
Frates, las siete colinas que forman la Almina,
En tiempos de
romanos, sí, de romanos, de ellos guardo un grato recuerdo, me adoraban y supieron sacarme mucho rendimiento, me
convirtieron en una zona donde los salazones de mis costas y almadrabas alimentaban a muchas personas, estos eran
transportados a todo el Imperio y hicieron
de mí una zona rica. ¡Me sentía contenta y admirada!
¡Pero la historia nunca para…!
La historia es un
ir y venir de gente año tras año, siglo
tras siglo y como no podía ser de otra manera,
llegaron los vándalos, cuentan de ellos
que su jefe era un tal Genérico y consultando fechas, leí en mis recuerdos que
hacía el año 429 de la Era Cristiana,
ya no me dedicaría a alimentar imperios con mis salazones. Y lo cierto
es que era una actividad con la que me sentía muy a gusto, me encantaba ver mi
almadraba y los barcos atracando y desatracando en el puerto.
No sabría explicar todas las
razones, pero yo, ¡Me sentía mejor
siendo romana!
¡Los años no pasan en balde y la vida
sigue!
Tenía yo 533 años, cuando Justiniano I
que era el rey de Bizancio deseaba conquistarme. ¡Cómo todos!
( Siempre tuve muchos pretendientes,
decían:” que era bonita, que estaba bien situada, si era robusta y de mirada
azul…”) Justiniano I alegó que
deseaba estar junto a mí para tener un lugar muy privilegiado cerca de
la Piel de Toro, tal y como era conocida
la Península Ibérica y para esa campaña,
envió al gran estratagema Belisario a mis tierras y sería entonces cuando me
adornarían con murallas con la excusa de defenderme por si los visigodos se
enamoraban de estos montes y quisieran mis tierras para vivir.
Pero años más
tarde…. ¡Y sin poder ser de otra manera…! Los visigodos desearon conocer mis
montañas y mi cielo para hacer de todo ello, la estancia de sus sueños.
-Y ahora que recuerdo-
El señor al que nunca tuve bien en gracia fue a Don Julián, el Señor
Conde, era un gobernador de los visigodos y se alió con los árabes.
¿Sabéis con qué finalidad? Pues muy sencilla,
para que estos pasaran a la Península Ibérica
y se asentaran en ella, pero yo me pregunto: ¿Si era visigodo por qué se
unió a los árabes? Cuenta la leyenda que
fue un acto de honor… ¡Pero no lo tengo muy claro!
Vienen a mi mente periodos de inestabilidad. Yo
tendría más o menos 740 años, y en mis tierras habían muchas revueltas,
bereberes contra los árabes, y dado que las guerras y los asedios no traen nada
bueno, me quedé destrozada, cansada, triste y abatida, pero no terminó aquí mi
tormento, en el siglo IX, Medyekes, líder de los medyekeses hicieron de mí un
enclave corsario.
Yo, siempre he deseado vivir tranquila, con unos
o con otros, pero tranquila… parece ser, que
entre los que deseaban conquistarme y los que creían poseerme
indefinidamente, siempre había trifulcas,
¡A pesar de que lo que más ansío
es la paz!
Sería un tiempo
después, aproximadamente sobre mi 931 aniversario en Era Cristiana, el periodo donde recuperaría mi elegancia, estaba yo muy fortificada y reconstruida, siendo objeto de todas las miradas. Mi puerto se convirtió en el más importante del
Estrecho, haciendo de puente entre el Magreb y el AL-Andalus,
Hagamos un ejercicio de mirar con la
ilusión.
Cerrar los ojos e imaginaros años posteriores, situémonos en
época de Almohades, el puerto, este puerto que hoy está hoy sereno, era una
constante salida y entrada de mercancías, hasta tal punto que muchos cónsules
deseaban venirse de países lejanos para realizar acuerdos ventajosos para sus
territorios.
¿Habéis podido sentir mi trajín?
¡Qué bonitos son los lugares en el
espacio!
Cuando fui un poco mayor me convertí en rica, prospera… tanto que el Rey don Juan I de Portugal, puso
los ojos en mí, en esa época debía tener unos 15 siglos, y me conquistó, (nuevamente) puede parecer que siempre he estado predispuesta a ser conquistada,
pero doy fe de que era más atractiva a los ojos de los demás y despertaba más
interés hacía ellos que al contrario, como decía, me conquistó de manera metódica,
preparada , casi en silencio para que nadie lo supiera, y el día 21 de Agosto
de 1415, si la memoria no me falla, me tomó como suya y se hacía llamar mi
señor.
Pero a pesar de todo
me sentí muy bien cuando llegué a mi edad adulta y me incorporé a las
tierras de que formaban la Corona
Castellana, y como siempre fui fiel, pese a mis conquistas, me otorgaron
calificativos y títulos como Siempre
Noble y Leal. Incluso, un poquito más tarde me dieron otro titulo que
decía que yo era “Fidelísima”, esto de llamarme Fidelísima me daban muchos privilegios y fueros,
a partir de ese momento todos dijeron que yo era Española y desde entonces,
Española soy desde que cumplí 1.668 años.
¿Pero pensáis que aquí se terminó todo? Pues no, muy a mi pesar, no, y es que supongo que como
siempre fui tan bella, me convertía en atractiva para cualquier país cercano
que deseaba tenerme bajo su dominio.
¡Con lo a gusto que estoy yo mirando
mis costas sin meterme con nadie!
Al cumplir los 1.995 años me regalaron al soplar las velas un
Estatuto, yo al principio no sabía que era el Estatuto, pero pronto comprendí
que era un bonito regalo por el cual me decían que yo ya era Autónoma, es decir:
mayor de edad y que confiaba que me
podía administrar sola, y que depositaban en mi mucha responsabilidad,
seguramente era el premio a ser Leal y Fidelísima como así se me reconoce.
Se hace tarde y aquí sigo sentada junto a las rocas, pensando que debería poner
yo en mi biografía…
Lo único que tengo claro es el
título: “Caminando en mis recuerdos”
Tengo tantas cosas que contar…
Tantas cosas desearía decir a esas
personas que no me conocen...
Y bien mirado, ahora que pienso…
Yo no he de
escribir mi biografía, yo solo he de seguir siendo esa perla arropada por
delfines que siempre cuidó a su pueblo a través de los años, que es cuna de
tolerancia y presa del cariño de sus gentes.
Ahora que pienso…
Si tuviera que relatar algo sobre mí,
seguramente escribiría que fueron muchos los pobladores, que fueron muchas las
batallas, muchas las banderas hasta llegar a ser Española y Caballa y que todas
y cada una de ellas mereció la pena para llegar a ser quien soy. CEUTA.
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